"Y aunque el olvido que todo lo destruye, ha matado mi vieja ilusión, mantengo oculta una humilde esperanza, que es toda la fortuna de mi corazón.” Volver, sentir, vivir...
Así es como recuerdo la icónica letra de "Volver" de Carlos Gardel y viajo por La Argentina, la tierra del tango sensual. Una expresión artística nacida en los suburbios de Buenos Aires, que ahora forma parte de la lista de patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO y que disfrutan a diario lugareños y turistas en la Plaza Dorrego de San Telmo.
Sí, la Argentina, tierra de Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Ernesto Sábato y muchos otros; la Argentina del rock nacional; de los amantes del teatro en Corrientes; de la industria cinematográfica con exponentes como La historia oficial, El secreto de sus ojos y La dama de las camelias; también el país de los cómics -¿quién no conoce a Mafalda (de Quino)? La chica de clase trabajadora que expresa sus inquietudes sobre el mundo de forma tan singular. El país artístico, cultural, desenfadado, elegante, con altibajos económicos, sociales y políticos, y de grandes historias como la de Eva Perón.
El país de la gastronomía de renombre, como el asado o la parrillada, que se puede disfrutar al más puro estilo porteño en un restaurante de Puerto Madero, o en Las Caballerizas o en el Lilas mientras se disfruta de la vista del Puente de la Mujer de Santiago Calatrava; o igualmente en un local familiar, generalmente dotado de magníficas parrillas o asadores, ¡y da igual que sea en Córdoba, Mendoza, Rosario o Buenos Aires porque es una gran tradición! ¿Qué tal las empanadas, el choripán, las pastas y las pizzas, el pan con manteca y dulce de leche, el habanero o el alfajor tradicional producido en la zona? Y qué decir de los helados artesanales de Rapanui en la zona de Palermo con el típico toque italiano. Por supuesto, no hay argentino que no esté acostumbrado al mate, de origen guaraní, ofrecido en señal de amistad.
El vino destaca como bebida nacional y es el quinto productor mundial. El país pasó de la agricultura española con Vitis vinífera (1551) a un modelo innovador basado en las prácticas enológicas utilizadas en las bodegas europeas para producir vinos finos. Todo comenzó en 1853, cuando el francés Michel Aimé Pouget replicó las cosechas (en el valle de Uco) de uvas Cabernet, Merlot y Cot (Malbec) procedentes de Santiago de Chile. A partir de ahí, comenzó una historia de altibajos que acabó por dar personalidad y poder a la industria vinícola argentina.
El país ha desarrollado una industria tanto para el consumo interno como para la exportación. Su principal estandarte son los vinos producidos con la uva Malbec, de la que es el primer productor mundial, especialmente en la zona de Mendoza. Esta región es ideal para su producción por su clima seco y su altura. El riesgo proviene de la adyacente Cordillera de Los Andes. Con esta uva se han desarrollado vinos de categoría mundial.
Uno de mis vinos favoritos se produce en un grupo de bodegas independientes y familiares de Matías Michelini, que se especializa en vinos de alta calidad de Luján de Cuyo y el Valle de Uco en Mendoza. Hablo de un Gualta Bárbaro 100% Malbec del Valle de Uco, con seis meses en barrica de roble. Cosechado manualmente y con una maceración previa de 10 días, y posteriormente fermentado durante 15 días con levaduras indígenas. Tiene un color rojo intenso con matices violáceos. Aroma a ciruela roja, mora, vainilla, tabaco dulce y cacao. En boca tiene una entrada suave, acidez equilibrada, taninos maduros y una importante presencia de fruta. Se puede maridar con carnes magras y quesos azules, cheddar, gouda y muenster. Es aconsejable tomarlo entre 15 y 20 grados y decantarlo durante 30 minutos. Lo tenemos en La Cava Chahue, visita nuestra tienda online en www.cavachahue.com